Dimensionando a La Salada

Cuando escuchamos hablar de La Salada, sea a través de notas de prensa o de trabajos más académicos, es frecuente que nos encontremos con temas o problemáticas recurrentes: la falsificación de marcas, la evasión de impuestos, el empleo no registrado, la explotación laboral y la lista continúa. También podemos encontrar una mirada más amable o incluso exótica, que la pinta como un fenómeno popular o propio de algunas comunidades migrantes. Estas miradas muchas veces soslayan un área importante del mapa de la producción textil y de indumentaria en Argentina.

Aunque se hable de “la feria de La Salada” en singular, en realidad se trata de un conjunto de varios paseos de compras y galerías con una relativa autonomía entre sí. Los paseos de compras de mayor tamaño, que en muchos casos ofrecen marcas propias, pueden llegar a reunir hasta dos mil locales. Cada lunes, miércoles y sábado entre las siete y las dos de la tarde concurren miles de comerciantes que adquieren prendas al por mayor para luego venderlas en sus propios negocios, o a través de las redes sociales, a pedido u ofreciéndolas de puerta en puerta en distintas localidades de la Argentina. Las prendas que son producidas en este polo textil pueden encontrarse en la ciudad de Merlo en San Luis, Tilcara en Jujuy o en barrios porteños como Belgrano o Palerno, en una feria de Parque Patricios o incluso en galerías como la Bond Street en el barrio de Recoleta.

La mayor parte de las prendas que se ofrecen en La Salada no son falsificaciones de marcas reconocidas, ni tampoco el complejo es un reducto replegado sobre sí mismo. Muchos de sus participantes se encuentran constantemente leyendo revistas de actualidad, mirando programas de entrenimientos en la televisión, visitando locales de grandes marcas y googleando imágenes representativas de las últimas tendencias con el fin de actualizarse y no quedarse atrás con sus propuestas estéticas.

La Salada es un fenómeno histórico, social y económico que amerita que consideren las relaciones y los puntos de vista de sus protagonistas, así como las interacciones que sus participantes tienen con otros circuitos de comercio, que incluyen experiencias laborales previas, fuentes de ideas para el diseño de las prendas y modelan aspiraciones en el largo plazo.

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